Pearl S. Buck ha sabido describir en sus libros el punto justo en que se encuentran las civilizaciones oriental y occidental. Al trazarnos el retrato de una familia distinguida, apegada a tradiciones antiquísimas, nos muestra los conflictos que, de manera inevitable, surgen entre padres e hijos cuando las ideas occidentales penetran en los baluartes de la cultura china.
Se cuenta la historia de Kwei-Lan, una joven de familia
noble, a la que casan con un rico que inicialmente la rechaza, puesto que él ha sido educado bajo el flujo occidental y niega cualquier tipo de norma de corte ancestral. La escondida rabia que la corre por dentro al principio, la hace luchar
desesperadamente por la conquista de su marido, enfrentándose a todo lo
establecido desde que era niña y rompiendo moldes con los aforismos y
experiencias por parte de su familia.
La mayor virtud del libro
consiste en la forma pausada y serena con que está narrado. Como si
la narradora confiase plenamente en el lector, parece contarle, cara
a cara, todos sus sentimientos durante y tras los sucesos acontecidos
en su matrimonio.
Acompañado de una ambientación exquisitamente cuidada a lo largo de
la China de principios del siglo XX, el personaje
de Kwei-Lan resulta fascinante por su realismo y humanidad en un
escenario radicalmente diferente al que estamos acostumbrados a ver.
La forma en la que la protagonista es sometida a occidentalizarse, es
relatada elegantemente, con discrección y sutileza, como si la
educación que inunda a los personajes salpicara a la narración.
Pearl S. Buck
consigue, sin que se le noten mayores esfuerzos, trazar una historia
perfecta y emotiva, con pasajes realmente esplendorosos.
Hola Conchi, cuando yo era jovencita creo que me me ley casi todos los libros de esta autora, y recuerdo que me encantarón.
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